Una educación estancada, y no sólo lo demuestra el PISA.
El último informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano indica que sólo el 35,4% de los estudiantes de colegios estatales de la Argentina termina el nivel secundario obligatorio en el plazo previsto.
Los datos son recogidos del Ministerio de Educación.
Detallan que, de los 818.182 niños que comenzaron primer grado en 2007, sólo 356.212 alumnos, es decir el 43,5%, finalizaron el colegio secundario doce años después.
Mientras, las escuelas secundarias de gestión privada graduaron el 69,4% de los estudiantes que iniciaron su escolaridad primaria en 2007.
Ahora bien, si vamos de provincia en provincia, en Tierra del Fuego y Ciudad de Buenos Aires culmina el ciclo secundario casi el 60% de los alumnos. Mientras tanto, en Corrientes, Misiones, Santiago del Estero esa cifra es menor al 35%.
Sin embargo, si precisamente nos referimos a las escuelas estatales, por ejemplo en Capital Federal de 21.660 alumnos en primaria (2007), egresaron 9.447 de secundaria (2018), es decir, 43,6%, frente al 77,6% de la gestión privada.
El desafío
La situación es grave y Alieto Guadagni, director del CEA amplía el panorama.
“Cuando la pobreza es estructural, como la que padecemos, son necesarias líneas de acción que apunten directamente a la raíz del flagelo de la pobreza con exclusión social. Esas propuestas superadoras se concentran en la educación", analiza.
Y agrega: "El requisito mínimo es la escolarización completa de los adolescentes. Pero hoy nuestra escuela secundaria no es inclusiva ni de calidad, como lo puso en evidencia la última Prueba Pisa del 2018”.
De 75 países, Argentina se ubicó en el puesto 63 en lectura, en el 71 en matemática y en el 65 en ciencias.
“En 2006 se dictó la Ley 26.206 que establece la obligatoriedad escolar entre los cinco años y el fin del ciclo secundario. En tanto, la Ley 27.045, de 2014, estableció también la obligatoriedad de la sala de 4 años de nivel inicial. Es hora de cumplir estas disposiciones legales. Nuestros adultos pobres y excluidos no terminaron la secundaria. Debemos lograr que sus hijos completen su escolaridad con buen nivel educativo. Así podremos quebrar este círculo nefasto de la reproducción intergeneracional de la pobreza”, reclamó Guadagni.