
Con capital nacional y europeo, ayer se celebró la finalización de la segunda fase de la obra con música y danzas típicas. La primera la había inaugurado la gestión de Evo Morales hace dos años.

Ubicada en Ancotanga (Oruro) tiene la capacidad de producir 100 megavatios.

El agua salada pasa por un tubo cubierto con una lámina de aluminio, allí se absorben las sales y sale del sistema convertida en dulce. La creación es de investigadores australianos y podría ser la solución para millones que viven sin acceso al recurso.

El sistema utiliza poca energía y renovable. Además, es barato y no requiere productos químicos durante el proceso.


Para que la energía solar realmente explote, debe abandonarse el silicio.